El hombre está totalmente inmerso en el color, desde que nace hasta su muerte. A través de la luz, los colores le acompañan siempre dándole energía y vida.
A traves de los alimentos absorbemos los colores, a través de la retina los integramos aumentando nuestro sistema inmunitario.
Los colores influyen en las personas a través de la decoración. Un ambiente cromático escogido racionalmente, repercute positivamente en nosotros, en nuestra vida. Asi una habitación de colores calidos nos ayudara en la acción, al contrario que una habitación con colores neutros que nos dara relajación.
Es de gran importancia, y de hecho ya se esta estudiando en la actualidad, la importancia del color en la estimulación cerebral de los niños. En cambio es de lamentar que no se preste atención al estimulo cromático que reciben las personas mayores y ancianas. Es absolutamente necesario rodear a las personas ancianas de colores alegres que favorezcan su bienestar y equilibrio sensorial.
Las tonalidades calidas del naranja y del melocotón son adecuadas para el comedor y el salón, porque favorecen la distensión el placer y la conversación. El amarillo calienta y aporta un rayo de sol en ambientes cerrados y poco luminosos.
En los quirófanos el verde favorece el equilibrio ponderado, al ser complementario del rojo de la sangre ayuda a reequilibrar la vista del cirujano.
El gris es idóneo para las salas de reuniones estimulando la eficiencia, discreción y constancia, evitando influencias emotivas.
El azul refresca el ambiente de un lugar de trabajo cargado favoreciendo actividades que requieran concentración y tranquilidad.
A través de nuestra retina, absorbemos los colores, y a través del nervio óptico, llegan hasta el área del hipotálamo, área energética y de información superior, en donde están registradas todas las informaciones esenciales para nuestra vida y nuestra salud física y emocional
El hombre vive inmerso en el color en todas las etapas de su vida. La percepción de un color evoca una respuesta específica. El psicólogo suizo Max Luscher, célebre en todo el mundo por su test de los colorers, nos demuestra que éstos evocan respuestas sensoriales y afectivas de carácter universal.
Por sus características intrínsecas, tienen significados psicológicos de valor general y colectivo que, por encima de los estratos culturales de las influencias geográficas y de usos convencionales, se sitúan en el inconsciente.
Montse Arnal
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