Montse Arnal, Karma Rovira, Joanna Cervera, Carmen Dallerés, y Carme Rius, hemos unido nuestra creatividad, intentando reflejar la belleza que se encuentra más allá de nuestros sentidos para transportarte a través de la vibración del color y de las formas, a mundos internos donde el tiempo es inexistente y el espacio infinito, en los cuales la belleza fluye desde lo mas profundo del ser y acercando a aquellos que los contemplan con consciencia, a estados propios de meditación.

viernes, 24 de agosto de 2012

Hokusaï


"... a la edad de cinco años tenía la manía de dibujar la forma de las cosas. A la edad de 50 había publicado un gran número de dibujos, pero todo lo que produje antes de los 70, no tenia un verdadero mérito.

A los 73 finalmente aprendí algo sobre la estructura de la naturaleza verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles.

Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado más en la esencia del arte. A los 100 habré llegado finalmente a un nivel excepcional y a los 110, todo en mi, cada punto y cada línea de mis dibujos, poseerán vida propia

Pido a los que vivan tanto como yo que comprueben si cumplo mi palabra.

Escrito a la edad de 75 años por mi, Hokusaï, el anciano loco por la pintura ..."


Pintor y grabador japonés nació el 31 de octubre de 1760, con el nombre de Tokitaro, al este de Edo. No se sabe quienes fueron sus padres. Fue adoptado, desde muy temprana edad, por un prestigioso artesano de Edo, familiarmente conocido con el nombre de Nakajima Ise, (fabricante de espejos para la corte del shogun) con el que trabajó como aprendiz y del que posteriormente fue su legítimo heredero, hecho que hace pensar que, posiblemente, sea cierta la historia que explica que Hokusai era verdaderamente hijo de Nakajima, nacido de una concubina.

Katsushika Hokusai (1760-1849) es considerado por algunos historiadores como el mejor artista de la historia de Japón y máxima expresión del Ukiyo-e, o pinturas del mundo flotante, género de estampa practicado en aquel país a partir del siglo XVII. Entró a trabajar en el taller del artista de Katsukawa Shunsho en 1775, especializándose en retratar actores.

A partir de 1796 comenzó su trabajo autónomo con álbumes de grabados y grabados aislados, firmando algunas de sus obras con el seudónimo de Hokusai. Hacia 1800 ya era un artista conocido gracias a la exhibición pública de sus obras, como la pintura de 240 m2 de Bodhidharma que pintó en un templo en 1804. Después de 1806 su estilo se tornó más monumental y clásico, tras el periodo en que se dedicó a ilustrar novelas históricas. Las xilografías, ilustraciones para libros y paisajes más conocidos fueron realizados entre 1830 y 1840.

Las líneas curvas y de gran soltura, características de su estilo, fueron evolucionando gradualmente hacia una serie de espirales que añadieron una libertad y elegancia aún mayores a su obra, como puede observarse en Raiden (el Espíritu del trueno).

Era famoso por la energía y espontaneidad de su genio creador, cosa que con la edad se incrementó aún más. En las obras de su última época utilizaba pinceladas amplias cortadas y una técnica de coloreado que le daba una cualidad más sombría. Entre las más conocidas están el cuaderno de dibujos en 13 volúmenes Hokusai manga (comenzado en 1814) y la serie de grabados conocida como Fugaku sanjurokkei (Treinta y seis vistas del monte Fuji, c.1826-1833), máximo exponente de sus grabados de paisajes, que contiene algunas de las imágenes más famosas de la tradición artística japonesa. La grandeza del diseño y la habilidad de la ejecución no había sido alcanzada hasta ese momento, incluso en el trabajo de su contemporáneo Utagawa Hiroshige. En conjunto, Hokusai tuvo una gran producción artística integrada por unas treinta mil obras.

Hokusai trabajó hasta el último día de su existencia. Era un artista enérgico que se levantaba temprano y pintaba hasta la noche. Ésta había sido su forma de actuar durante todo su larga y productiva vida, y fue también la de sus años finales.

Su capacidad creativa se mantuvo siempre activa hasta que un incendio destruyó sus bocetos y materiales de trabajo en 1839, tras lo cual continuó trabajando pero de modo más pausado. Sus últimas obras, realizadas poco antes de morir a los 89 años, ponen de manifiesto su enorme capacidad y determinación artística para superar los achaques de la vejez. A mediados del siglo XIX sus grabados, como los de otros artistas japoneses, empezaron a importarse a París, donde se coleccionaban con gran entusiasmo, en especial por parte de impresionistas de la talla de Claude Monet, Edgar Degas y Henri de Toulouse-Lautrec, cuya obra ejerció una poderosa influencia sobre ellos.

Hokusai se le atribuye la invención, en 1814, del término manga para referirse a las historietas. La palabra todavía se usa en la actualidad como sinónimo del cómic procedente de Japón




sábado, 11 de agosto de 2012

Arte para el alma



El  alma  acompaña  al  cuerpo  desde  el nacimiento hasta  la  muerte y  nunca  deja  de  estar  en  contacto  con  él, de hablarle.La  única enfermedad  que  puede  existir es  la  sordera  espiritual que  a  la  larga  se  manifestara  en  síntomas  físicos y  emocionales .No  querer  escuchar  a  nuestra  alma  es  no  querer  escuchar  a  una  parte  nuestra, no  darle  suficiente  atención  y  esto  a  la  larga  nos  puede  enfermar

El  alma  no  enferma  nunca, pero  si  no  le  hacemos  caso  podremos  enfermar, creando  síntomas físicos  o  experiencias  que  podrán  originar  la  enfermedad

El  arte  para  el  alma a  través de la  altísima  y  pura  vibración  que  nos  aportan  los  colores de  la  luz, trabajara  la  base  psicosomática  de  la  enfermedad introduciendo  un  código  de  salud, paz  y  armonía  en  nuestro  psique, y  a  través  de  él  en  nuestro  cuerpo  físico, abriéndonos  a  un  idioma creativo  sanador , poniendo  luz a  nuestro  camino.

Montse Arnal