Me acostumbré a tenerte cada día a mi lado cuando tomaba el café por la mañana.
Mi cabeza
estaba tan abarrotada de pensamientos que me programaban toda la jornada, que
ya no veía tus colores, hermoso cuadro amigo que un día compre con ilusión. Me he “acostumbrado” a ti. Ellos me daban
todo lo que sabían y podían darme.
Energía, alegría, valor entusiasmo……, mas yo había dejado de verlos hacia tiempo.
Hoy, de
repente, me he dado cuenta de ello, y no puedo dejar de mirarte, de agradecerte,
de sentirte…
Estando en
el AQUÍ Y AHORA, me estremezco al pensar cuantas cosas al igual que a ti, silencioso amigo, me
habré perdido por el camino, por la
COSTUMBRE. Cosas sencillas,
detalles imperceptibles, personas y
cosas que rodean día a día nuestro caminar. COMPAÑEROS DE VIDA A LOS QUE NOS
HEMOS ACOSTUMBRADO DEMASIADO.
Cada
persona nos aporta miles de colores,
miles de matices. Cada gota de agua en
nuestra mano, cada caricia del sol en nuestro rostro es único e irrepetible,
aunque por desgracia nos hayamos ACOSTUMBRADO
A ELLO. No debemos olvidar que
son el milagro de la vida.
Montse
Arnal